Musicoterapia

La musicoterapia es el empleo de la música y sus elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía) realizada por un musicoterapeuta cualificado con un paciente o grupo, en un proceso creado para facilitar, promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas.

La musicoterapia tiene como fin desarrollar potenciales o restaurar las funciones del individuo de manera tal que éste pueda lograr una mejor integración intra o interpersonal y consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación y tratamiento.

Para hablar del origen de la musicoterapia tenemos que remontarnos a las sociedades nómadas de los primeros tiempos, cuyos curanderos ya utilizaban la música en sus rituales para determinar las enfermedades y ayudar a erradicarlas.

Fueron los egipcios los primeros en mencionar por escrito la importancia de la música y sus efectos en nuestro cuerpo, en los papiros médicos egipcios. Los egipcios también tenían curanderos musicales, que defendían que la música era la medicina del alma. La labor de estos curanderos estaba muy reconocida y disfrutaban de un papel muy importante en la sociedad.

En Grecia, grandes filósofos como Platón y Aristóteles también defendieron el poder de la música para la curación y prevención de enfermedades tanto físicas como mentales. No obstante, si nos referimos al origen de la musicoterapia, teniendo en cuenta su reconocimiento a nivel profesional en hospitales, fue a finales del siglo XIX cuando se empezaron a realizar las primeras terapias, combinando el trabajo de médicos y músicos, en algunos hospitales psiquiátricos.

Conducta humana y la música 

Los efectos de la música sobre el comportamiento han sido evidentes desde los comienzos de la humanidad. A lo largo de la historia, la vida del hombre ha estado complementada e influenciada por la música, a la que se le han atribuido una serie de funciones. La música ha sido y es un medio de expresión y comunicación no verbal, que debido a sus efectos emocionales y de motivación se ha utilizado como instrumento para manipular y controlar el comportamiento del grupo y del individuo.

La música facilita el establecimiento y la permanencia de las relaciones humanas, contribuyendo a la adaptación del individuo a su medio. 

La música es un estímulo que enriquece el proceso sensorial, cognitivo (pensamiento, lenguaje, aprendizaje y memoria) también enriquece los procesos motores, además de fomentar la creatividad y la disposición al cambio. Así, diversos tipos de música pueden reproducir diferentes estados de ánimo, que a su vez pueden repercutir en tareas psicomotoras y cognitivas. Todo ello depende de la actividad de nuestro sistema nervioso central.

La audición de estímulos musicales, placenteros o no, producen cambios en algunos de los sistemas de neurotransmisión cerebral. Por ejemplo: los sonidos desagradables producen un incremento en los niveles cerebrales de serotonina, una neurohormona que se relaciona con los fenómenos de agresividad y depresión.

Existen dos tipos principales de música en relación con sus efectos: 
  • La música sedante, que es de naturaleza melódica sostenida, y se caracteriza por tener un ritmo regular, una dinámica predecible, consonancia armónica y un timbre vocal e instrumental reconocido con efectos tranquilizantes.
  •  La música estimulante, que aumenta la energía corporal, induce a la acción y estimula las emociones.
La música influye sobre el individuo a dos niveles primarios diferentes: la movilización y la musicalización:

La movilización: La música es energía y por tanto moviliza a los seres humanos a partir de su nacimiento y aún desde la etapa prenatal. A través de la escucha o la creación, la música imprime una energía de carácter global que circula libremente en el interior de la persona para proyectarse después a través de las múltiples vías de expresión disponibles.

La música, al igual que otros estímulos portadores de energía, produce un amplio abanico de respuestas que pueden ser inmediatas, diferidas, voluntarias o involuntarias. Dependiendo de las circunstancias personales (edad, etapa de desarrollo, estado anímico, salud psicológica, apetencia) cada estímulo sonoro o musical puede inducir una variedad de respuestas en las que se integran, tanto los aspectos biofisiológicos como los aspectos efectivos y mentales de la persona.

Dado que la musicoterapia constituye una aplicación funcional de la música con fines terapéuticos, se preocupa esencialmente de promover a través del sonido y la música, una amplia circulación energética en la persona, a investigar las múltiples transformaciones que induce en el sujeto el impulso inherente al estímulo sonoro y a aplicar la música para solventar problemas de origen psicosomático.

La musicalización: El sonido produce una musicalización de la persona, es decir, la impregna interiormente dejando huella de su paso y de su acción. Así, la música que proviene del entorno o de la experiencia sonora pasa a integrar un fondo o archivo personal, lo que puede denominarse como mundo sonoro interno. Por tanto, nuestra conducta musical es una proyección de la personalidad, utilizando un lenguaje no verbal. Así, escuchando o produciendo música nos manifestamos tal como somos o como nos encontramos en un momento determinado, reaccionando de forma pasiva, activa, hiperactiva, temerosa... Cada individuo suele consumir la música adecuada para sus necesidades, ya sea absorbiéndole de forma pasiva o creándole de forma activa. 

Toda expresión musical conforma un discurso no verbal que refleja ciertos aspectos del mundo sonoro interno,  provoca la movilización y consiguiente proyección del mundo sonoro con fines expresivos y de comunicación.

Efectos de la música en la conducta. La influencia de los elementos de la música en la mayoría de las personas es la siguiente:
  • Tiempo. Los tiempos lentos, entre 60 y 80 pulsos por minuto, causa emociones de mesura (recato), de calma, de sentimentalismo, serenidad, ternura y tristeza. Los tiempos rápidos de 100 a 150 pulsos por minuto, causa emociones alegres, excitantes y vigorosas.
  • Ritmo. Los ritmos lentos inducen a la paz y a la serenidad, y los rápidos suelen producir la activación motora y la necesidad de exteriorizar sentimientos, aunque también pueden provocar situaciones de estrés.
  • Armonía. Se da al sonar varios sonidos a la vez, a todo el conjunto se le llama acorde. Los acordes consonantes están asociados al equilibrio, el reposo y la alegría. Los acordes disonantes se asocian a la inquietud, el deseo, la preocupación y la agitación.
  • Tonalidad. Los modos mayores suelen ser alegres, vivos y graciosos, provocando la retraimiento de los individuos. Los modos menores presentan unas connotaciones diferentes en su expresión e influencia. Evocan el intimismo, la melancolía y el sentimentalismo, favoreciendo la reflexión del individuo.
  • La altura. Las notas agudas actúan frecuentemente sobre el sistema nervioso provocando una actitud de alerta y aumento de los reflejos. También ayudan a despertarnos o sacarnos de un estado de cansancio. El oído es sensible a las notas muy agudas, de forma que si son muy intensas y prolongadas pueden dañarlo e incluso provocar el descontrol del sistema nervioso. Los sonidos graves suelen producir efectos sombríos, una visión pesimista o una tranquilidad extrema.
  • La intensidad. Es uno de los elementos de la música que influyen en el comportamiento, asi un sonido o música tranquilizante puede irritar si el volumen es mayor que lo que la persona puede soportar.
  • La instrumentación. Los instrumentos de cuerda suelen evocar el sentimiento por su sonoridad expresiva y penetrante. Mientras los instrumentos de viento destacan por su poder alegre y vivo, dando a las composiciones un carácter brillante, solemne, majestuoso. Los instrumentos de percusión se caracterizan por su poder rítmico, liberador y que incita a la acción y el movimiento.
El Musicoterapeuta

El trabajo del musicoterapeuta consiste en preparar las sesiones de musicoterapia que se aplicará al paciente, el trabajo del musicoterapeuta comienza antes incluso de la primera sesión de musicoterapia. Deberá evaluar, revisar y tomar toda la información posible del paciente para determinar la mejor terapia a aplicar. En la primera sesión de musicoterapia se termina la evaluación y se concreta que tipo de musicoterapia que se aplicará en este caso, tanto si es para un solo paciente como para un grupo.

Hay que tener en cuenta  que los objetivos deben ser realistas para poder cumplirse dentro del tiempo marcado en la terapia. Una vez que las metas se han establecido, el musicoterapeuta hace un plan de tratamiento específico de las estrategias y experiencias musicales que podrán ser útiles al paciente. El musicoterapeuta pueda actuar en un marco individual o bajo una institución, como un hospital, un gabinete, etc. El musicoterapeuta debe ser un profesional con una formación adecuada y cualificada.

Musicoterapia y dolor

Existen algunas evidencias de que, en muchas ocasiones, la musicoterapia sirve para aliviar el dolor en ciertos enfermos. Así como para suavizar algunos efectos secundarios, que sufren aquellos que son tratados con quimioterapia, como pueden ser las náuseas o los vómitos. Cierto es que no hay nada que demuestre que la musicoterapia pueda curar, pero sí hay estudios que demuestran que la musicoterapia además de ayudar a aliviar el dolor, y reducir así el consumo de analgésicos en los pacientes, mejora su calidad de vida, ya que reduce el estrés y la ansiedad que inevitablemente generan ciertas enfermedades.

Hay también diversos estudios que demuestran que, además de lo anterior, la musicoterapia contribuye a reducir la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la frecuencia respiratoria, la depresión y el insomnio. No obstante, la musicoterapia jamás debe ser usada como sustituta del tratamiento convencional, simplemente como un mero accesorio de éste, con el objetivo de aliviar el dolor, reducir el consumo de analgésicos y la ansiedad mejorando en lo posible la calidad de vida del paciente.

Música clásica

Evidentemente una de las mejores músicas para practicar ejercicios de Musicoterapia pasiva es la música clásica. La Musicoterapia pasiva, es aquella en que se escucha música y mediante esta, conseguir la relajación física y mental que nos puede beneficiar.

Algunas piezas musicales y su beneficio:

Indicadas para ejercicios de musicoterapia en personas con  hipertensión:
Indicadas para ejercicios de musicoterapia en personas con  insomnio:
Indicadas para ejercicios de musicoterapia en personas con  depresión:
Indicadas para ejercicios de musicoterapia en personas con ansiedad
Ejercicios de musicoterapia para el dolor de cabeza:
Ejercicios de musicoterapia para el dolor de estómago:
 Ejercicios de musicoterapia, energéticas:

“La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu. Miguel de Cervantes Saavedra”
“La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo. Platón”
“Sin música la vida sería un error. Friedrich Nietzsche”