Alimentos transgénicos alimentan a las multinacionales y corporaciones transgénicas (OMG)


A comienzos del siglo XXI el hombre está en condiciones de penetrar en el código de la vida y mediante herramientas como la ingeniería genética poder modificar genes, trasladarlos de una a otra especie o eliminarlos. Con las técnicas del ADN llegará un momento en el que los científicos podrán hacer realidad sus deseos o sueños y plasmarlos en nuevos seres que serían un reflejo de sus propias inquietudes.  

Y si fuera así ¿qué límites tendría este proceso? Tal vez fuera imparable. Con los conocimientos disponibles, en base a las aplicaciones de la ciencia y con unos argumentos altruistas, como acabar con el hambre en el mundo, el hombre puede caer en una sobre valoración de sus capacidades y de sus funciones y tener la tentación de “crear” nuevas especies. Por eso muchas personas ven en la biotecnología un riesgo, un ejemplo más de las autodestructoras aspiraciones del ser humano a jugar a ser Dios. Sin embargo, a pesar de toda nuestra tecnología, no somos capaces de crear nada, solamente tomamos lo que la naturaleza nos ofrece y lo alteramos para nuestros fines. Las cuestiones de cómo tratamos a los otros seres y al mundo que nos rodea depende de los valores humanos y del sentido ético que tengamos.

(Génesis, 2-29), “Creced y dominad la tierra y los árboles que dan sus frutos...: os servirá de alimento” 

 
La superficie mundial de cultivos transgénicos creció en 12 millones de hectáreas en 2011. Hay 160 millones de hectáreas sembradas por 16,7 millones de agricultores en 29 países, según un informe que presentará el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agro-biotecnológicas (ISAAA) en Manila el jueves. La cifra representa un incremento del 8% respecto a 2010.

Diecinueve de los 29 países que cultivan semillas modificadas genéticamente son países en vías de desarrollo y, principalmente, por parte de pequeños agricultores. A nivel europeo, los estados de la Unión Europea alcanzaron 114.624 hectáreas, de las que 97.326 ha de maíz Bt se cultivan en España, que se mantiene como el país con mayor superficie de cultivos biotecnológicos.

El informe señala que, desde que los cultivos transgénicos fueron aprobados de manera comercial en 1996, su implantación ha crecido «vertiginosamente» cada año: el «mayor crecimiento en la historia de la agricultura moderna». Y en 2011 han batido el récord de adopción.

Los diez países con más de 1 millón de hectáreas cultivadas fueron Estados Unidos (69 millones de ha); Brasil (30,3 millones); Argentina (23,7 millones); India (10,6 millones); Canadá (10,4 millones); China (3,9 millones); Paraguay (2,8 millones); Pakistán (2,6 millones); Sudáfrica (2,3 millones) y Uruguay (1,3 millones).

Por tipo de cultivo, la soja transgénica (75,4 millones de ha) continuó como el principal cultivo biotecnológico, ya que representa el 47% de la superficie total sembrada con semillas transgénicas. Le sigue el maíz transgénico (51 millones); el algodón transgénico (24,7 millones) y la colza (8,2 millones).

Europa sigue «en el vagón de cola» a pesar de que experimentó un crecimiento del 25%, pero se consolida en el cultivo de semillas modificadas genéticamente, al reunir ocho países donde se sembraron 114.624 hectáreas en 2011, 23.186 más que en 2010. Los cultivos estrella en la UE son el maíz transgénico, el maíz Bt que crece y la patata Amflora que se reduce.

España, República Checa, Portugal, Eslovaquia, Rumanía y Polonia siguieron cultivando maíz transgénico (114.607 hectáreas), casi 23.500 hectáreas más que el ejercicio anterior. Por su parte, Alemania y Suecia mantuvieron el cultivo de la patata transgénica Amflora, con un total 17 hectáreas, 228 menos que el año anterior.

De acuerdo a los datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, España «continúa, un año más, a la vanguardia europea, al contar con 97.326 hectáreas de cultivo de maíz transgénico; lo que representa el 26,5% del total sembrado en el país».

Por comunidades autónomas, Aragón es la que mayor superficie destina a la siembra de maíz Bt, con 41.368 hectáreas; 12.716 más que en 2010. A continuación se sitúan Cataluña y Extremadura, con 29.632 y 10.567 hectáreas respectivamente e incrementos de 1.374 y 2.797 hectáreas en cada una de ellas.




Monsanto es un mundo donde la producción agrícola está en manos de una multinacional. Es un mundo donde Monsanto controla las semillas a través de los transgénicos. Y es un mundo con poca biodiversidad, con problemas jurídico-legales y con una contaminación ambiental muy fuerte.


La soja transgénica es oro para la multinacional propietaria de la semilla, para los grandes productores y las empresas multinacionales. Sin embargo, es un negocio muy discutido por muchos sectores que consideran que provoca muchos daños y deja pocos beneficios en los lugares donde se cultiva. Un equipo de 'En Portada' viajó hasta Argentina y Paraguay, dos países que junto con Brasil están entre los grandes productores y exportadores de soja transgénica del mundo.


Monsanto ha patentado diversas semillas Modificadas Genéticamente, es la mayor promotora de los alimentos transgénicos. Su más famosa semilla de soja se modificó para que fuera resistente al herbicida patentado por la misma compañía, y así cultivar la semilla aplicando el biácida consiguiendo gran rentabilidad con poco trabajo. Hoy día el 60% de los productos de alimentación que hay en el mercado tiene esta especie de soja o derivados como la lecitina, además de los restos del herbicida de Monsanto.